miércoles, 25 de agosto de 2010

El camino medio

Sea cual sea nuestras preferencias ideológicas sobre la vida y su dinámica diaria siempre es bueno entender algunos términos que van rodando por ahí y que dentro de cada una de sus letras encierran una riqueza aún más grande que toda la reserva de oro del mundo. No soy buena para poner en práctica los conceptos, sobre todo este, a veces los excesos acompañan mi vida, pero siempre es bueno leer pa ver si algún día de estos "algo" se nos queda dentro del coco y podemos acercarnos mas a la realización y trascendencia personal. Hagan algo increíble hoy!


El "Camino Medio"


El "Camino Medio" es un término budista con ricas connotaciones. En términos sencillos, implica una visión balanceada de la vida y el control de los impulsos y la conducta. Este concepto se acerca a la idea de Aristóteles del "medio dorado" por el cual "toda virtud es un medio entre dos extremos, cada uno de los cuales es un vicio".

Siendo que la palabra medio denota balance, el "Camino Medio" no debe ser confundido con la pasividad o con una especie de transacción por lo "intermedio". Transitar el "Camino Medio", por el contrario, implica un esfuerzo constante.

En el sentido más amplio, el "Camino Medio" se refiere a la correcta visión de la vida que enseña el Buda, y a las acciones o actitudes que crean felicidad para uno mismo y para los demás. De este modo, el budismo es a veces denominado "el Camino Medio", indicando trascendencia y reconciliación de los extremos que subyacen a los puntos de vista opuestos.

Todas estas ideas tienen como ejemplo la propia vida de Shakyamuni, tal como nos lo ha transmitido la leyenda. Shakyamuni disfrutaba de todos los placeres y comodidades físicas de quien había nacido príncipe. No obstante, insatisfecho con la sola aspiración a los placeres efímeros, salió en busca de una verdad más profunda, más duradera. Ingresó en un período de prácticas ascéticas extremas, se privó de comida y de sueño. Llegó al borde del colapso físico. Pero Shakyamuni llegó a sentir también la futilidad de este camino, y comenzó a meditar con la profunda determinación de comprender la verdad de la existencia humana, verdad que no había logrado captar ni en la vida de ascetismos, ni en la vida de lujos. Fue entonces cuando Shakyamuni despertó a la verdadera naturaleza de todo lo que existe –la eternidad de la vida, su profundo manantial de ilimitada fortaleza y sabiduría.

Después, para guiar a sus seguidores hacia este mismo "Camino Medio", Shakyamuni enseñó el óctuple camino: ocho principios –conducta correcta y discurso correcto, entre otros– por los cuales los individuos pueden controlar su conducta y desarrollar un verdadero conocimiento de sí mismos.

Desde entonces, en diversos puntos de la historia del budismo, los estudiosos budistas han intentado aclarar y definir la verdadera naturaleza de la vida. Alrededor del siglo III, la teoría de Nagarjuna sobre la naturaleza no sustancial del universo explicaba que no existe "algo" permanente detrás de los fenómenos constantemente cambiantes de la vida, ninguna base fija a la realidad. Para Nagarjuna, esta visión era el "Camino Medio", la perspectiva fundamental de la vida.

Las ideas de Nagarjuna fueron desarrolladas posteriormente por T’ien-t’ai (Chi-i) en el siglo VI, en la China. Todos los fenómenos, decía, son manifestaciones de una sola entidad –la vida misma. Esta entidad de vida, que T’ien-t’ai llamó "Camino Medio", exhibe dos aspectos –un aspecto físico y un aspecto no sustancial. Ignorar o enfatizar otra cosa nos da una imagen distorsionada de la vida. No podemos, por ejemplo, crear un concepto real sobre una persona que carezca de una parte física o de una parte mental o espiritual. Así, T’ien-t’ai aclaró la indivisible interrelación entre lo físico y lo espiritual. A partir de este punto de vista surgen los principios budistas de la inseparabilidad –o no-dualidad– del cuerpo y la mente y del yo y el medio ambiente.

Nichiren (1222-1282), a su vez, dio una forma concreta y práctica a estos argumentos con frecuencia sumamente abstractos. Basado en las enseñanzas del Sutra del loto, Nichiren definió el "Camino Medio" como Nam-myoho-renge-kyo y enseñó que recitando esta frase se puede armonizar y dar vigor a los aspectos físicos y espirituales de la vida, y despertar a la más profunda verdad de la existencia.

Desde esta perspectiva, la vida –energía vital y sabiduría que penetra el cosmos y se manifiesta en todos los fenómenos– es una entidad que trasciende y armoniza las contradicciones aparentes entre lo físico y lo mental, incluso entre la vida y la muerte. El presidente de la SGI, Daisaku Ikeda, adopta la misma visión cuando dice que es la vida la que origina el ADN, y no a la inversa.

Según el budismo, los individuos y las sociedades en general tienen una tendencia ya sea hacia una visión de la vida en la que predomina lo material o lo espiritual. Los efectos negativos del materialismo, que penetran el mundo moderno industrializado, son evidentes en todos los niveles de la sociedad. Los podemos ver en la destrucción ambiental, como también en el empobrecimiento espiritual. Pero el solo rechazar de inmediato el materialismo, no es otra cosa que idealismo o escapismo, y socava nuestra capacidad para responder constructivamente a los desafíos de la vida.

El historiador Eric Hobsbawn tituló su volumen sobre el siglo XX "La era de los extremos". En verdad, la violencia y los grotescos desbalances de esa era impulsan la necesidad de encontrar nuevos caminos de reconciliación pacífica entre los aparentes opuestos. Si se quiere que la humanidad encuentre un "Camino Medio", lo más esencial hacia una sociedad global creativa en el siglo XXI, es una nueva valoración y reverencia por la absoluta inviolabilidad de la vida.

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